Exámenes

Soy consciente de mi desatención a este lugar desde algo antes del verano. Confieso que muchos de los escritos que he ido insertando eran “enlatados” de hace algún tiempo o rescatados de la papelera de reciclaje y que envié allí en los momentos de limpieza de pasado.
El motivo de mi desatención no era otro que el de preparar un examen. Si, si. Un examen. Y no un examen cualquiera. La cosa es como sigue. Resulta que a primeros de año decidí inscribirme a un Curso (obviaré la materia porque no viene al caso) un post-grado a distancia de esos que ofrecen a las empresas para formación de sus trabajadores y que, a aquellas les sirve para su deducción de cotizaciones sociales y a los otros para obtener un título que les habilite oficialmente para realizar cualquier actividad que probablemente no utilizarán en la empresa donde están. Lo cierto es que me apunté no porque necesitase acumular otro diploma a mi currículo, sino por simple vicio profesional, porque la materia me resultaba atractiva y porque, iluso de mi, pensaba que si lo abandonaba o no superaba las pruebas no pasaba nada. Sin tener la presión que hace la necesidad, pensaba, el aprendizaje sería mucho más sencillo. Craso error el mío por partida triple. El primer error fue suponer que el hábito de estudiar, de preparar ejercicios y exámenes no se pierde nunca. Que era como ir en bicicleta, que una vez pedaleas sin la ortopedía de las ruedecitas de atrás, ya no se te olvida nunca por mucho tiempo que hayas estado sin montar. Pues no. El último título “serio” que obtuve, o que me tomé en serio, fue el de patrón de yate allá por el año 1998 y ya me costó lo mío. Pero ahí si que tenía algo de presión y, añado, pasión por poder navegar sin ir “de prestado” con amigos o familiares. He de decir que diez años llegan a anquilosar ciertos hábitos y el del estudio es uno de ellos.
Pero ese no fue mi error más importante. Mi error, mi otro doble error, fue pensar o, mejor dicho, no pensar que un padre con dos hijas, una de ellas iniciando su último curso en la universidad con veintiún años –una auténtica mente privilegiada- y, la otra, en plena adolescencia -siendo “machacada” día si y otro también por el que suscribe en el tema de su tercero de ESO- no iban a someter a su “papaíto” a un férreo marcaje en el tema del post-grado. Vamos que como suspenda lo voy a tener claro por aquello del que “hay que dar ejemplo”. Así que ya podéis imaginar la presión a la que me he sometido y el hartón de estudiar que me dado hasta este sábado que fue el examen, el sencillo. El de mis hijas, el importante, cuando les diga la nota.
18 comentarios
unamas -
Violeta -
Besitos dulces
Para Violeta, buenos deseos -
Para Anónim@, gramaticalmente correcto -
Violeta -
Ya sabemos la nota del examen?? Y la del importante?? c
Como ha ido?? Espero y deseo que todo lo bien que deseabas.
Besitos dulces
Anónimo -
Uno no es consciente QUE, sino DE algo.
Sin acritud. Sólo que me rechinaba
Saludos
:)
Para anonimade40, que bueno que viniste -
Para Violeta, los colores del arco iris -
anonimade40 -
Un besico
Violeta -
Besitos dulces
Para kale, no quiere profecías -
Para Violeta, con sus flores -
Para calma, que no pare la risa -
Para gaia07, llevando la contabilidad -
P.S. Ni el alzheimer puede con ese sentimiento.
kale -
Violeta -
El ejemplo? Es algo que se lleva sobre los hombros desde el mismo instante en que nos convertimos en padres, si educando con el ejemplo a veces se tuercen...,pero tus hijas no creo que se tuerzan si toman tu ej.
Seguro que el examen te ha salido fenomenal, el examen importante, el de las niñas, lo superaras igual, ademas el ej. ya etsa dado, trabajo, estudio, superacion constante, ese es el ej. que veran.
A mi las mias me han sorprendido mas de una vez contandome cosas que hablan entre l@s amig@s, cosas que pensaba que no habian prestado atencion en casa y las ponen de ej. en sus conversaciones, mostrandose orgullosas de ellas.
Terminan dandose cuenta de lo que se lucha por ellas.
Besitos dulces
calma -
Un beso
gaia07 -
Es cierto que esa situación en la que estás metido solo te la debes a ti, y no solo por haber decidido estudiar algo que te interesaba, sino por haber entrado en el juego con ellas.
Por supuesto que tienes que marcarlas en sus decisiones durante sus primeras etapas, (sin pasarte claro, y en eso si que estoy de acuerdo con tu pequeña, te pasas tres pueblos), pero, de ninguna manera tienen que reclamarte ejemplo de nada. Llegar dónde tú has llegado ya ha requerido suficiente esfuerzo y pérdidas cómo para tener que justificar tus expectativas ¡faltaría más!
Bien pensado, ponerse en el lugar de otro, aunque sea sin proponértelo, resulta edificante. Suerte y a asumir las consecuencias.
Y no olvides que te quieren ;-P